LAS 10 MEJORES FABULAS DE ESOPO
La fábula muestra que muchas veces el esfuerzo vence a la naturaleza descuidada.
Mientras dormía un león, un ratón se puso a corretear por encima de su cuerpo. El león se despertó y estaba ya a punto de devorar al ratón. Éste pidió que le soltara, diciendo que si le salvaba, se lo agradecería. El león sonriendo le dejó escapar. Pero poco después sucedió que el león se salvó gracias al ratón. Pues unos cazadores que lo habían apresado le ataron con una cuerda a un árbol, el ratón, al oír sus lamentos, acudió, royó la cuerda y cuando lo libró dijo: «Tú antes te reíste de mí porque no esperabas que yo te devolviera el favor; pero ahora sabes ya bien que entre los ratones hay agradecimiento.»
La fábula muestra que para los que tienen el propósito de hacer daño no vale ningún argumento justo.
Había una vez un joven pastor que todos los días llevaba a su rebaño a pastar. Como se aburría muchísimo, decidió gastar una broma a los campesinos del lugar.
—¡Que viene el lobo! ¡Auxilio! ¡Mis ovejas!
Los campesinos corrieron a ayudarle, pero no vieron ni rastro del lobo. El joven pastor rio a carcajadas, mientras los campesinos se alejaban muy enfadados. Una semana después, el pastor volvió a gastarles la misma broma.
Hasta que un día, el pastor vio acercarse a un lobo. Aterrorizado, gritó pidiendo auxilio. Pero esta vez, los campesinos no le creyeron y el pastor se quedó sin su rebaño
Érase una vez un hombre muy rico que vendió todo lo que tenía a cambio de varios lingotes de oro. Y para que nadie le robara, enterró el oro en un bosque. Todos los días acudía al lugar para comprobar que su oro seguía allí, sin saber que un ladrón lo vigilaba escondido.
Una noche, el ladrón desenterró el oro y se lo llevó. Cuando el rico descubrió el robo, dio tal grito que un vecino se acercó a ver qué pasaba. El hombre rico lloraba, desesperado. Entonces el vecino tomó unas piedras, las enterró en el mismo lugar y dijo:
—Aquí tiene su tesoro. Sabe que nunca habría gastado sus lingotes. ¿Qué más le da, entonces, que sean piedras? Así por lo menos dejará de sufrir.
Y su plan funcionó. Al atardecer, el lobo fue llevado al establo con el resto de las ovejas. El lobo se relamió, pensando en el gran banquete que se daría por la noche. Pero, cuando anocheció, el pastor entró en el establo buscando carne para cenar. Y, creyendo que el lobo era una oveja, lo tomó y se lo llevó.
Una hormiga bebía agua en un río, con tan mala suerte que cayó al agua. Pasaba por ahí una paloma que, al oír sus gritos de auxilio, corrió a salvar a la pequeña hormiga.
—Gracias, amiga paloma —dijo la hormiga muy agradecida—. Si algún día estás en peligro, yo te ayudaré.
Varias semanas después, un cazador vio a la paloma sobre una rama. Estaba a punto de disparar su escopeta cuando, de pronto, la hormiga se metió por debajo del pantalón y le mordió la pierna. Y así pudo la paloma escapar, sana y salva.
Pero llegó el día en que el campesino quiso más huevos de oro al día. Y tuvo una idea.
—Si la gallina pone huevos de oro, será porque los tiene dentro… ¿Y si saco todos de golpe?
Así fue como el campesino avaricioso mató a la gallina y, con ella, su fuente de riqueza. Desde ese día se tuvo que conformar con huevos de yema.
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